Terapia ocupacional en Valdespartera

¿Para quién?

Desde la Terapia Ocupacional, una disciplina socio-sanitaria del ámbito de la rehabilitación, se promueve la salud mental, física y el bienestar general, así como la prevención y disminución de los trastornos que pueden interferir en el normal desarrollo de las actividades de la vida diaria (AVD).

En la esfera pediátrica, las intervenciones de Terapia Ocupacional se desarrollan desde la motivación intrínseca del niño o niña, a través de actividades significativas dentro de un contexto activo y en un ambiente lúdico en el que el juego es la principal herramienta terapéutica. Estas intervenciones se basan en un conocimiento profundo del desarrollo normal típico del niño o niña en todas las áreas, así como en un conocimiento completo de la ocupación.

Enfoques y metodologías más utilizadas: Integración Sensorial, Terapia Psicomotriz…

La terapia ocupacional en adultos busca la recuperación de la autonomía personal a través de la ocupación. Los seres humanos, somos seres ocupacionales, invertimos nuestro tiempo en actividades como el autocuidado (alimentación, aseo y vestido), el trabajo, el deporte, el ocio… A veces alguna situación de accidente o enfermedad puede dar lugar a que esta independencia se vea truncada, pero no perdida para
siempre.

Enfoques y metodologías utilizadas: concepto Bobath, terapia en espejo, terapia restrictiva, estimulación neurocognitiva, entre otras.

Integración sensorial

Resulta frecuente que en muchos casos, las dificultades mencionadas estén directamente relacionadas con un trastorno el procesamiento sensorial (TPS) que requiere una evaluación individualizada y específica, así como el diseño de un plan de intervención desde Terapia Ocupacional basado en el enfoque de Integración Sensorial de Jean Ayres®.

La integración sensorial o procesamiento sensorial (PS) es un proceso neurológico que se define como la capacidad del sistema nervioso central (SNC) de analizar, interpretar y organizar la información captada por los diversos sistemas sensoriales (auditivo, gustativo, visual, olfativo, táctil, propioceptivo y vestibular) del cuerpo, permitiéndonos entrar en contacto con nuestro entorno y responder de forma adaptativa a las diversas demandas del mismo.

Por tanto, un trastorno o disfunción del procesamiento sensorial (TPS) puede implicar alteraciones en el sueño y la alimentación, problemas a nivel motor, cognitivo, emocional, comportamental, de habilidades sociales y de juego, lenguaje y aprendizaje académico que repercutirá directamente en las capacidades del niño o la niña de llevar a cabo satisfactoriamente ocupaciones básicas de la vida diaria (comer, dormir,
vestirse, bañarse, jugar o aprender, entre otras).

Psicomotricidad

La psicomotricidad es una práctica terapéutica que contempla a la persona como una unidad, cuya actividad está articulada en diferentes sistemas neurofisiológicos, psicológicos y sociales que interactúan constantemente entre sí, contemplando el cuerpo desde una perspectiva integradora en la que se tienen en cuenta los deseos, las motivaciones, las capacidades y las carencias de cada niño/a.

La terapia psicomotriz plantea una relación interdependiente de la actividad psíquica y la función motriz, utilizando la observación para valorar las necesidades del niño/a en su globalidad dentro del desarrollo sensoriomotor, emocional y cognitivo.

El movimiento es el núcleo del desarrollo personal del niño/a, de donde surgen las capacidades intelectuales, perceptivas y neuromotoras. Este desarrollo se da gracias al interés procedente de las motivaciones concretas de cada uno, por lo que cuanto más movimiento y desplazamiento (exploración), mayor estimulación, lo que dará lugar a la creación de códigos de interpretación de la información visual, auditiva, táctil,
cinestésica, etc. Esto a su vez potencia la creación de estrategias que le permiten al niño/a un mejor dominio corporal del bienestar dentro y madurando estrategias para generar ese bienestar, lo que le va haciendo cada vez más independiente y autónomo.

Para lograr esta autonomía, es necesario trabajar el vínculo afectivo, la confianza y seguridad, la exploración y la independencia, respetando el tiempo y ritmo de cada niño/a.

Problemas y consultas más frecuentes

La psicomotricidad es una práctica terapéutica que contempla a la persona como una unidad, cuya actividad está articulada en diferentes sistemas neurofisiológicos, psicológicos y sociales que interactúan constantemente entre sí, contemplando el cuerpo desde una perspectiva integradora en la que se tienen en cuenta los deseos, las motivaciones, las capacidades y las carencias de cada niño/a.

La terapia psicomotriz plantea una relación interdependiente de la actividad psíquica y la función motriz, utilizando la observación para valorar las necesidades del niño/a en su globalidad dentro del desarrollo sensoriomotor, emocional y cognitivo.

El movimiento es el núcleo del desarrollo personal del niño/a, de donde surgen las capacidades intelectuales, perceptivas y neuromotoras. Este desarrollo se da gracias al interés procedente de las motivaciones concretas de cada uno, por lo que cuanto más movimiento y desplazamiento (exploración), mayor estimulación, lo que dará lugar a la creación de códigos de interpretación de la información visual, auditiva, táctil,
cinestésica, etc. Esto a su vez potencia la creación de estrategias que le permiten al niño/a un mejor dominio corporal del bienestar dentro y madurando estrategias para generar ese bienestar, lo que le va haciendo cada vez más independiente y autónomo.

Para lograr esta autonomía, es necesario trabajar el vínculo afectivo, la confianza y seguridad, la exploración y la independencia, respetando el tiempo y ritmo de cada niño/a.